He invitado a Vicente Muñoz Álvarez a participar esta noche en CANGREJOS EN EL PERRO y esta es la respuesta que me ha enviado:
Ok, guey, gracias por la invitación, será un placer estar allí con vosotros en diferido. Mira, te mando un poema de Canciones de la gran deriva ( Ateneo Obrero de Gijón, 1999 ), que puede irle bien a la noche, en este caso por el sexo y la droga y el rock and roll, como verás... Una experiencia autobiográfica estremecedora, por cierto... Si no te gusta, no obstante, te mando otro pallá... Salud y pura vida... v. mi apoyo es sincero: me parece muy importante lo que estáis proponiendo, desmitificador e irreverente y vivo... se necesita gente así en este país de monjitas... te adjunto en documento el poema y te lo pego aquí por si acaso también.
DEL OTRO LADO
Aquella noche.
Tendría diecinueve o veinte años.
Había ido con mi novia a un descampado
y nos lo estábamos haciendo en el coche.
En el asiento de atrás.
Ciegos los dos. Medio desnudos.
Con la música a todo volumen
aparcados en la oscuridad.
Y entonces le ví.
Un hombre encapuchado
con la cara pegada al cristal.
Observándonos. Mirándonos.
Concentrando en sus ojos
todo el terror de la noche.
Aparté a mi novia a un lado,
salté al volante
y salimos corriendo de allí
hasta llegar de nuevo a la ciudad.
Acobardados e indefensos.
Temblando de miedo
y aún desnudos en el interior del coche.
Contemplando idiotizados
las farolas de la gran avenida
mientras la gente,
escandalizada y confusa,
nos observaba así al pasar:
como dos exhibicionistas vencidos
escuchando, en silencio,
el latido acelerado de nuestro corazón.
Su angustioso y frenético bombeo
en nuestros pechos.
Para los Cangrejos Pistoleros & sus noches de Perfopoesía.
Salud & Pura Vida, hermanitos, y que Hank os guarde de los Bichos Malos.
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